

Por: ROMINA
La reaparición del sarampión combinada con una baja cobertura de vacunación supone una amenaza importante para la salud pública, especialmente al tratarse de una enfermedad altamente contagiosa que puede agravarse en contextos de desnutrición infantil y falta de atención médica adecuada.
A principios de marzo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió una alerta epidemiológica debido a la aparición de brotes en cuatro países de la región, instando a los gobiernos locales a intensificar sus campañas de vacunación.
En Estados Unidos, 15 estados han reportado más de 300 casos vinculados a tres brotes, destacándose Texas como epicentro, donde murió un menor. Hasta la semana del 21 de febrero, la OPS confirmó 268 casos en Estados Unidos, Canadá, México y Argentina, incluyendo el mencionado fallecimiento. Esto representa un incremento significativo frente al mismo período de 2024, cuando se registraron apenas 60 casos en las primeras ocho semanas.
En Argentina, según cifras oficiales, se han detectado 8 casos confirmados, todos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la provincia homónima, sin registros en otras provincias. Se ha establecido como obligatorio informar cualquier caso sospechoso al área de Epidemiología provincial y activar el protocolo correspondiente.
Santa Fe, por su parte, ha reforzado la vigilancia epidemiológica y el esquema de vacunación local tras analizar los casos sospechosos reportados en distintos departamentos, aunque hasta el momento no se han confirmado contagios en esa provincia.
A nivel nacional, el Consejo Federal de Salud (Cofesa) se reunió recientemente con los ministros provinciales para coordinar una campaña complementaria de vacunación en las zonas afectadas. El esfuerzo está enfocado en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde los brotes tienen origen en los barrios de Palermo y Florencio Varela. Ante esta situación, las autoridades porteñas han comenzado a verificar los carnets de vacunación en las escuelas para actualizar los esquemas incompletos entre los alumnos.
Investigaciones preliminares señalan que ambos brotes estarían relacionados y que su origen provendría de dos menores provenientes de Rusia que presentaron síntomas tras pasar por diversos países antes de llegar a Argentina. Ninguna de las niñas había recibido la vacuna contra el sarampión. Juan Claus, especialista en Virología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral (FBCB-UNL), subraya aquí el crucial papel que juega la vacunación para evitar nuevos casos.
La vacunación como eje central
Claus enfatiza la importancia de los programas de vacunación para prevenir estas enfermedades: "Este rebrote está estrechamente vinculado a la disminución global en las tasas de vacunación", señala. Las estadísticas oficiales arrojan preocupantes niveles en Argentina: solo el 78,5% de los bebés que debían recibir la primera dosis de la vacuna triple viral lo hicieron en 2022, dejando sin vacunar a más de 100 mil menores. La cobertura del esquema completo resulta aún más limitada, con sólo un 55% recibiendo las dos dosis requeridas.
El investigador destaca que uno de los pilares históricos de la sanidad argentina ha sido su extenso Calendario Nacional de Vacunación, mantenido independientemente del gobierno de turno. Este logro ha permitido al país conservar altos niveles de inmunidad frente a enfermedades transmisibles y prevenibles mediante vacunación, como el sarampión.
La relevancia de la inmunidad colectiva
Claus explica el concepto crucial de inmunidad colectiva: "Cuando una comunidad alcanza niveles significativos de inmunidad frente a un patógeno transmisible, no solo se protege a quienes están vacunados, sino también a aquellos que no pueden ser inmunizados individualmente". Este fenómeno garantiza protección indirecta a grupos vulnerables como personas con inmunodeficiencias que no pueden recibir vacunas con virus activos.
Finalmente, el especialista advierte que en poblaciones con altos niveles de vacunación, el virus pierde oportunidades para circular entre hospedadores susceptibles, disminuyendo dramáticamente su presencia y restringiendo su propagación general.
La vacunación es un bien social que alcanza su mayor valor cuando logra cubrir al mayor porcentaje posible de la población, resalta el investigador. En referencia al sarampión, subraya que es fundamental lograr un nivel de vacunación muy alto para proteger a quienes no pueden inmunizarse, debido a que este virus es extremadamente contagioso. Para ilustrarlo, explica que es 5 o 6 veces más transmisible que el virus del COVID-19 y está entre los más infecciosos conocidos. Por ello, es crucial mantener las tasas de inmunización elevadas, agrega con énfasis. El investigador también hace un llamado a continuar con la política de vacunación histórica del país y arrojar luz sobre la aparente disminución en las tasas de inoculación reportadas en las estadísticas del Ministerio de Salud. Es imprescindible determinar si esta caída es real o si responde a problemas en el sistema de registro digital que se implementó. Si se confirma una disminución real, será necesario tomar medidas correctivas, como iniciar campañas de refuerzo en la vacunación, advierte. ### Una enfermedad potencialmente erradicable El sarampión es una enfermedad que podría ser eliminada completamente, asegura con firmeza Juan Claus, experto en Virología de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Señala que el virus solo afecta a los humanos y no tiene reservorios en otras especies animales, además de que la transmisión es exclusivamente entre personas. Asimismo, destaca la alta eficacia de la vacuna disponible. Esta combinación de características hace factible su erradicación, como sucedió con la viruela. El investigador recuerda que en décadas pasadas algunas regiones, como las Américas y específicamente Argentina, fueron declaradas libres de sarampión. Sin embargo, ese estatus se perdió en 2018 debido al surgimiento de casos en Brasil y Venezuela, lo que derivó en casos importados en el país. ### Vigilancia ante los síntomas El sarampión es un virus sumamente contagioso que puede afectar a cualquier grupo etario. Los síntomas más comunes incluyen fiebre alta, erupciones en la piel, secreción nasal, conjuntivitis y tos. En los casos graves—particularmente en niños menores de cinco años y personas desnutridas—puede derivar en neumonía, convulsiones, encefalitis, ceguera e incluso la muerte. La transmisión ocurre principalmente por vía respiratoria, a través de gotas expulsadas al hablar, toser o estornudar, que pueden permanecer activas en el aire o en superficies durante hasta dos horas. Aunque no existe un tratamiento antiviral específico contra el sarampión, esta enfermedad se puede prevenir mediante una vacunación adecuada. Por ello, es fundamental que la población esté atenta ante posibles síntomas y cumpla con el calendario de vacunación en todas sus dosis correspondientes. El especialista subraya que ante la sospecha de algún caso de sarampión, tanto el niño afectado como quienes lo rodean deben usar barbijos, incluso si son asintomáticos. También señala la importancia de realizar una consulta médica inmediata para controlar rápidamente un posible brote originado por un caso aislado. Actualmente, los casos registrados en el país han tenido evoluciones benignas. Sin embargo, advierte que esta enfermedad no está exenta de complicaciones graves. La sinusitis es una complicación leve frecuente, mientras que la neumonía y eventos tardíos como la panencefalitis esclerosante subaguda pueden presentarse con consecuencias devastadoras, incluso mortales. Por ello, insiste en reforzar la prevención y mantenerse al día con las vacunas necesarias. ### Reducir la circulación del virus El investigador también menciona la histórica resistencia hacia las vacunas en ciertos grupos poblacionales, especialmente en Europa. Esto permitió al sarampión continuar circulando entre personas no vacunadas por principios ideológicos, lo cual ha sido un impedimento para su erradicación. Mientras América alcanzó el estatus de región libre de sarampión gracias a sus estrategias de vacunación generalizada, Europa nunca logró eliminar su circulación por completo. El trabajo aún pendiente es claro: reforzar las políticas de vacunación y combatir la desinformación para prevenir futuros brotes y minimizar riesgos asociados a esta enfermedad prevenible.