

Por: Germán
Cuando dos senadores cambian su voto y apoyan en contra de una ley que previamente respaldaron, esto suele ser por una orden política que reciben. La mayoría de los senadores carecen de un criterio propio y habitualmente responden a un líder provincial que comercializa los votos de sus legisladores. Los dos senadores que modificaron su voto son de Misiones, Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, y su líder político es Carlos Rovira, un caudillo que siempre actúa en función de sus propios intereses.
Si votaron en contra, es porque alguien con influencia gubernamental lo solicitó a Rovira a cambio de algo. Si realmente el oficialismo deseaba la ley, no podía permitirse perder a dos senadores cercanos. Si hubieran querido que la ley se aprobara, habrían gestionado adecuadamente con esos senadores, como se hace en otras partes del mundo. Los gobiernos tienen la capacidad de asegurar mayorías antes de una votación, y si hay incertidumbres, acuerdan o cancelan la sesión.
La reacción posterior del gobierno, afirmando que deseaban la ley, parece ensayada y carece de credibilidad. Repito: si realmente querían que se aprobara, los senadores de Misiones habrían votado a favor. Cualquier otra suposición es falsa.
No hay pensadores independientes en el Senado. Los intereses de los mercaderes políticos prevalecen sobre los deseos de la ciudadanía. En las encuestas, una gran mayoría de la población apoyaba esta ley.
El daño autoinfligido proviene de no comprender que hay cuestiones que interesan a la gente y otras que no. Ficha Limpia era una ley que generaba interés en amplios sectores de la sociedad. La brecha entre ciudadanos y políticos se amplía cada vez más. El presidente parece no entender que con sus largas apariciones en streaming solo complace a sus seguidores. La ciudadanía común vibra en una frecuencia que el gobierno ignora.
Cabe mencionar que el canal de streaming "Carajo", al que asistió el presidente, es propiedad de Carlos Marini, un empresario cercano a los Rovira. Ahí, el gobierno tiene su propia versión de 6-7-8. La idea de que no sabían nada sobre el voto de los senadores misioneros es risible.
Por supuesto, los kirchneristas celebran que los delincuentes puedan ocupar cargos públicos. Como grupo delictivo que son, han trabajado en beneficio de los corruptos, especialmente Cristina Kirchner, la líder condenada por corrupción que se aferrará a cualquier candidatura que le ofrezca fueros.
La Corte Suprema tiene la oportunidad de demostrar que le preocupa la profundización de la crisis moral. Debe urgir a rechazar el recurso presentado por Cristina Kirchner y confirmar su condena. Si no lo hacen y permiten que compita electoralmente, se alinearán con la lógica de la impunidad en Argentina.
El gobierno replica prácticas dañinas. Mentir descaradamente y tomar a la gente por tonta es algo que también hacía el kirchnerismo. Deberían evitar imitar estas metodologías.
Lo mismo sucede con sus ataques a los periodistas. Nadie les cree. Critican a los periodistas porque no pueden hablar de "la casta". Cualquier persona que haya propuesto a Lijo para la Corte, que tenga a Scioli en el gobierno o que considere a la kirchnerista Pilar Ramírez como referente en Buenos Aires, no puede hablar de casta.
Como siempre, necesitan un enemigo, así que se inventan lo de los periodistas. En este aspecto también se asemejan a los K: son feroces con los periodistas críticos, pero se muestran dóciles con los oficialistas. Aquí también hablan solo para sus aficionados.
El gobierno tiende a encerrarse y dañar su credibilidad. Olvida que muchas de las personas que los eligieron lo hicieron para evitar un regreso del kirchnerismo en la segunda vuelta. Imitar acciones del kirchnerismo no parece una estrategia efectiva.